lunes, 30 de mayo de 2011

Noche de terror

Clara trabajaba hasta tarde en el bar. Atendía a diversos clientes en diversos idiomas; puesto que ese bar, el Ibiza Class Room, era uno de los destinos turísticos más visitados del puerto de Ibiza. Al terminar su turno, salió como siempre por el portón trasero, cuando notó que alguien la seguía. Avanzó más rápido, pero quien la seguía también avanzo con rapidez.
-¡Clara!
Era Brandon, un amigo suyo. Clara contuvo un suspiro de alivio y dejo que él la alcanzara.
-¿Por qué la prisa?- preguntó él-.No me digas que te asuste.
-Puede ser- respondió Clara-. Sabes que no me gusta que me estén siguiendo.
-Lo lamento. ¿Vamos a tu casa?
Clara miró de reojo a Brandon, y sintió escalofríos.
-¿A que viene eso?- preguntó- ¿Algo importante que decirme?
-No, solo quiero acompañarte- respondió él-. Pero si acaso te molesta…
-Oye, tranquilo. No hay problema.
Clara le sonrió para animarlo y, también, para animarse ella misma. Ambos caminaron por la calle, mirando los adornos de las casas y a los niños disfrazados corretear, disfrutando de la noche de Halloween.
-¿Y que tal el trabajo del bar?- preguntó Brandon de repente.
-Ajetreado, como siempre- contestó Clara. Cruzaron la calle y llegaron a la casa de Clara, una casita de un solo piso color blanco. Clara abrió su bolso para sacar la llave y abrir la puerta, cuando un niño apareció.
-Dulce o truco-dijo. Clara le sonrió y dijo:
-En un momento.
Luego de un rato, Clara y Brandon entraron a la casa y ella le dio unos dulces al niño, que se fue contento, tarareando una canción.
-¿Puedo entrar a la cocina?-preguntó Brandon, y Clara asintió, distraída buscando más dulces. Mientras buscaba, sonó el teléfono. Un timbre, dos timbres…Clara descolgó el auricular.
-¿Hola?
Nada. Después se oyó una voz rasposa, que dijo:
-No confíes en quien no conoces. Ni siquiera confíes en quien conoces; nunca se sabe cuando puedan traicionarte…ni quien será la próxima víctima.
Bruscamente, se cortó la línea. Clara se quedó pensando un momento. ¿Qué significaba eso? Y más importante, ¿qué estaba pasando?
“Seguro es una broma”, pensó Clara. El día de Halloween algunos solían llamar a las casas y hacer bromas de ese tipo. Nada de que asustarse.
De repente, Clara sintió una mano sujetándola fuertemente, y se vio aprisionada entre la mano que la sujetaba y un torso fuerte. Intentó gritar, pero tenía algo filoso en el cuello.
-Di una palabra y aquí mismo te desangras- la amenazó Brandon. Clara tragó saliva y no dijo nada. Solo cerró los ojos, y sin previó aviso le dio un pisotón a Brandon, que gritó y aflojó la mano con la que sujetaba a Clara. Ella le dio un codazo en el estomago y salió corriendo. Muy tarde se dio cuenta que su celular y su cartera se habían quedado en su bolso, que estaba en la casa, pero no volvió. Avanzó con rapidez por las calles y miraba continuamente para atrás. Halloween tomaba un tinte macabro para ella ahora. En su mente se agolpaban miles de pensamientos, pero hubo uno que la hizo horrorizarse: la advertencia de la llamada. Entonces, un teléfono público de una calle cercana comenzó a sonar. Clara se apresuró a contestar.
-¿Quién es?
Una vez más, la voz rasposa:
-Donde convergen la maldad y la ansiedad deberás buscar la verdad.
Una vez más, la línea se cortó. Clara colgó el auricular y se fue. En un momento de calma, que después se convertiría en alarma, pensó en su amiga Lila. Ella vivía una cuadra cerca de ahí…y Brandon lo sabía. Quizá pensara que ella iría a buscar a Lila y seguramente estaba esperando; o quizá no lo pensara sino que tenía la clara certeza de ello. Ninguna opción terminaba bien, pero decidió arriesgarse y se dirigió a la casa de Lila. Llamó a la puerta; la cual se abrió dejando ver la oscuridad. Clara contuvo el aliento y entró con cautela. Se agachó y tentó el suelo hasta dar con algo metálico: uno de los palos de golf de Lila; después localizó el interruptor y encendió la luz. Al girarse, vio a Lila colgada de los pies y gritó. Su cuerpo estaba totalmente ensangrentado y mutilado; Clara vio un papel que colgaba de la muñeca izquierda de Lila y lo leyó: “Te espero y te observo”. Desesperadamente, Clara busco por todos lados hasta encontrar el celular y la cartera de su amiga. Los agarró y se fue.
“¿A dónde voy?”, pensaba Clara mientras caminaba. El bar, descartado. Sería el primer lugar donde él la buscaría. Tampoco podía acudir con ninguno de sus amigos por temor a que también fueran asesinados. Entonces, se le ocurrió una idea. Cerca del bosque había una casa abandonada, a la cual nadie se acercaba, así que sería un buen lugar para esconderse. Después de un cuarto de hora de caminata llegó a la casa. Era una mansión derruida del siglo XIX; aun conservaba el techo y algunas paredes. Sin pensarlo, Clara entró a la ruinosa casa y se ocultó en un sótano. El celular de Lila sonó, y Clara contestó rápidamente:
-¿Por qué esta haciendo esto?
-En las ruinas espera y observa.
Clara sintió un escalofrío. Se guardo el teléfono en el bolsillo del pantalón y esperó. Debió quedarse dormida, por que algo la sobresaltó: la voz de Brandon.
-¿Clara?-llamaba con voz canturreante-. No debes ocultarte, sabes que me fastidian las búsquedas. ¿Quieres acabar como Lila?
“Como si no fueras a matarme de todos modos”, pensó Clara mientras agarraba con fuerza el palo de golf. Oyó los pasos de Brandon bajando por la escalera y se preparó.
-Clara, sé que estas aquí-decía él-.Si vienes tú solita, prometo que no te dolerá. Incluso te dejare escoger como morir. Tienes dos opciones: el cuchillo…
Un segundo después, Clara tenía a Brandon frente a ella.
-…o, el palo de golf que tienes en la mano.
Brandon se abalanzó sobre Clara, y ella lo golpeó con el palo de golf. Una vez, en la cabeza, otra vez, en la espalda; y la última vez, en la mano que sostenía el cuchillo. Clara soltó el palo de golf y agarró el cuchillo antes que Brandon lo alcanzara. Brandon agarró el palo de golf y golpeó a Clara en la espalda. Ella le clavó el cuchillo en el abdomen, luego en el pecho, y salió huyendo de ahí mientras el sol salía en el horizonte. Corrió sin darse cuenta por donde iba, y no se detuvo hasta llegar a su casa. Una vez dentro empacó sus cosas y se fue de Ibiza.

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